En verdad no sé qué tienen en la cabeza las autoridades universitarias de la UAEH, pues parece ser que en lugar de hacer todo lo posible por salir del ojo del huracán, están buscando la manera de hundirse más.
Lo que está pasando hoy en día en la universidad pasará a la historia y el rector Octavio Castillo Acosta será reconocido y no por su trabajo, sino por haber sido el peor rector de la historia de la máxima casa de estudios del estado.
Y es que un problemita que pudo haberse solucionado en una semana, el rector, o quienes están detrás de él mal aconsejándole, han hecho una bola de nieve que tal parece que se está deteniendo con los levantamientos de paros en los institutos que se unieron a las exigencias del Instituto de Artes.
Lamentablemente, el estudiantado sigue siendo representado por un mirrey que debió haber dejado la representatividad desde hace dos años; sin embargo, el rector Octavio Castillo y la universidad siguen avanzando su permanencia fuera de todo estatuto.
El actuar con tibieza de las autoridades universitarias debe hacer pensar a los estudiantes que solo les están dado largas para cansarlos, cosa que ya se logró.
Octavio Castillo en lugar de escuchar a la mayoría de sus estudiantes que le piden renovar el consejo estudiantil que desde hace dos años debió hacerse, prefiere hacerse el sordo o que la Virgen le habla para demeritar el movimiento y asegurar que los inconformes no son estudiantes garzas y solo son chavos que buscan dañar el prestigio de la universidad.
Un prestigio que él mismo y sus trabajadores se han encargado de ensuciar y dañar, pues mientras la UAEH hace denuncias por daños al edificio central de Abasolo, hasta ahora no se ha pronunciado por el daño que el director del Icsa le hizo a las instalaciones universitarias.
Eso me hace pensar que está bien y aplaudido que los propios trabajadores dañen las instalaciones, pero está mal que el estudiantado lo haga.
Tal parece que en estos meses de paro, Octavio Castillo solo ha aprendido a huir al puro estilo de la presidenta de Derechos humanos de Hidalgo, Ana Parra, pues no cuenta con asesores que lo guíen sobre cómo resolver un conflicto interno.
El estudiantado le ha enseñado que con respeto y diálogo se pueden entender, mientras que los titiriteros que lo manejan le han enseñado que golpear, hacer oídos sordos, amedrentar y tener una actitud déspota es mejor que negociar y atender a la comunidad universitaria que le da de comer y le permite tener un sueldazo superior al del gobernador del estado.
Además, cómo no sentirse superior a unos escuincles universitarios si cuenta con guardaespaldas elite garzas, como Corina Martínez, la exdiputada local que solo hizo el ridículo por tres años en el Congreso local sin desquitar el sueldo que cobraba ni aportar nada bueno a la sociedad.
Esa señora siempre quiere ser el ajonjolí de todos los moles, por eso estuvo presente esta semana en Abasolo para poder desquitar su frustración y gritonearle a los jóvenes manifestantes que no la tocaran ni la rozaran por equivocación, porque sino los demandaría por acoso, lesiones, intento de homicidio y demás. Y mucho menos que tocaran a su amadísimo rector, porque sino no la contaban.
Esa señora se pone loca en un dos por tres, tal parece que le pagan una buena lana por rasgarse las vestiduras cuando siente que su amada Universidad o algún integrante está en riesgo.
Bueno, tampoco quiero demeritar la participación de los demás sosistas, pero no fueron tan protagonistas como la señora del mechón rojo, que con sus ojos saltones y cara de enojada sí espanta a cualquiera, pareciera que lleva años enojada con la vida y la única manera de sacar sus frustraciones es poniéndose al tú por tú con personas muchísimo más jóvenes que ella.
Pero bueno, lo cierto es que Octavio Castillo Acosta es el peor rector de la historia, porque mientras sus antecesores pudieron darle atole con el dedo al alumnado para calmar las agua, él ha preferido echarle más leña al fuego para demostrar que sus chicharrones son los únicos que truenan.
Eso de comprometerse a sesionar para pedir que se emita una nueva convocatoria para renovar el consejo Estudiantil Universitario, no es lo mismo que exhortar a Estebancito a que la publique.
Además, el jovencito estudiante universitario eterno no está en posición de poner condiciones para llevar a cabo la renovación del consejo, pues su tiempo al frente del estudiantado expiró, y lo único que puede hacer es dejar que el trámite se lleve a cabo.
O será que ya se acostumbró a vivir del erario universitario que el simple hecho de pensar en dejarlo le causa harto dolor que va calmarlo a los antros de su predilección; noches de insomnio que pretende calmar bailando al ritmo de la música del DJ; llanto que prefiere olvidar ahogado en alcohol.
Eso de quedarse sin lujos de un día para otro debe ser muy difícil, y peor aún, tal vez en su contrato como líder estudiantil se establecía que para obtener un documento que lo avale como licenciado sin tener que haber pasado por las aulas, debe concluir su periodo como presidente después de graduarse.
Eso es lastimoso, porque a nada de concluir sus “estudios universitarios”, sale un grupo de “revoltosos” que pide su destitución, lo que pone en riesgo su título universitario sin estudiar.
Pero debería de agradecerle esta gracia a su amado rector Octavio Castillo, que por no destituir a una directora a tiempo, provocó que el estudiantado recordará que Esteban Rodríguez ya estaba fuera de tiempo y había que llevar a cabo elecciones para elegir a su sucesor.
Todo esto no lo provocaron los estudiantes, todo esto lo provocó el rector por sus aires de grandeza y su ineptitud para conciliar y dialogar.

Comments