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"Una nueva historia que deberá dejar huella".

  • Foto del escritor: Fernanda García
    Fernanda García
  • 3 oct 2024
  • 3 Min. de lectura

Esta semana asumió el cargo como presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo, la primera mujer en gobernar el país y quien deberá enfrentar un gran reto para dejar una huella imborrable en la historia del país.


Deberá demostrar que las mujeres son mejores gobernando, que pueden tomar decisiones fuertes por el bien de su país, que pueden gobernar sin que un hombre esté detrás de ella diciéndole qué hacer (oíste AMLO?), en fin, demostrar que la mujer puede hacer esto y mucho más.


Sin embargo, el reto no es fácil, porque si continúa enalteciendo el sexenio de López Obrador, así como al propio López Obrador, quien va a dejar huella es otro, mientras que ella se convertirá en la vocera que enalteció a un hombre en lugar de así misma como la primera mujer presidenta de México.


Claudia Sheinbaum debe hablar por ella y no ser una copia chafa del tabasqueño, porque es su momento, no el de aquel. El momento de su antecesor ya fue, ahora es tiempo de mujeres, de demostrar de lo que es capaz, de lo puede hacer, de lo que puede reinventar, de lo que una mujer con poder puede sembrar y cosechar.


Ya basta de copiar y enaltecer a un hombre que forma parte de la historia de miles de años de patriarcado en el país. Es momento de enaltecer y recalcar que en 2024 empezó a escribir su propia historia la primera mujer que gobernó un país machista.


La mujer que se abrió paso con el país primera potencia, Estados Unidos, y Canadá, gobernados por hombres. La mujer que asumió al poder con un Poder Judicial encabezado por otra mujer, y un Congreso de la Unión liderado por otra mujer, quien le entregó la banda presidencial.


Hechos históricos que no son menores, pues los tres poderes son encabezados por mujeres que se han abierto paso en un camino lleno de machistas, malos comentarios hacia las féminas, dimes y diretes, y demás.


Claudia Sheinbaum tiene un gran reto, y es no doblegarse ante los hombres que gobiernan grandes potencias, no dejarse mangonear por un viejito que ya tuvo su oportunidad de hacer y deshacer, no menospreciar la historia que está escribiendo y dejar de lado a su padrino para dejar bien puesta su huella y que en lugar de que sigan hablando de un viejo enfermo de poder con otros datos y enalteciendo a un hombre, hablen para toda la vida de lo que hizo la primera mujer presidenta de México.


Que enaltezcan que una mujer, en seis años, hizo más que los hombres que gobernador cientos de años; que digan que una mujer supo llevar un país, mejor que sus antecesores, que digan que una mujer tenía más fajados los pantalones que quiénes la antecedieron, que digan que una mujer sabe gobernar mejor y así abrirle paso a otras mujeres.


Pero si Claudia Sheinbaum sigue haciendo lo que hasta hoy hace, quedará enterrada en la historia y solo será recordada como la primera presidenta de México que alabó y alabó hasta el último segundo de su mandato a quien la colocó en ese puesto.


No se le reconocerá por su gobierno, solo por ser la cronista oficial de AMLO, la que replicó todos y cada unos de sus pasos, incluido el hablar pausadamente esperando a que le regrese el Wifi para recordar lo que tiene que decir. Porque a pesar de ser una señora más joven que Andrés Manuel, pareciera que tiene igual o mayor edad que su antecesor al hablar, lo que aburre, la verdad, porque la señora tiene una voz tan tiplosa que valdría mejor acabar rápido con la mañanera.


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