¿Amigos???

Columna: La Rueda de la Fortuna

Por: Antonio Díaz

Como se ha puesto de moda llenarse la boca e hinchar el pecho con los postulados de la 4T, hay quienes —con claras intenciones de obtener beneficios personales— salen a decir que no robarán, no mentirán y no traicionarán, asegurando que “vienen a hacer amigos”. Sin embargo, sus acciones demuestran lo contrario: el poder, los abusos y excesos que cometen amparados por ese mismo poder son prueba de que lo que realmente les molestaba antes era no tenerlo en sus manos.

De este tipo de casos la lista sería interminable, pero si alguien tiene dudas, basta con acercarse un poco al Congreso del Estado. Bueno, eso si los dejan entrar a la “Casa del Pueblo”, porque las reglas son cada vez más exigentes y extrañas, al grado de parecer que el poder legislativo pronto quedará en manos de uno solo, o de unos cuantos personajes que buscan manejarlo como si fuera propio o como si fueran a estar en el poder toda su vida. Lo cual, parece que no han entendido, no será así, y que cada vez les quedan menos días.

Qué pronto olvidaron que alguna vez fueron pueblo, que estuvieron del lado contrario y que ni siquiera se imaginaban que llegarían a esos niveles de poder. Ahora, hacen lo que quieren, sin pensar que esa oportunidad se las dio el pueblo, al que hoy, con una mano en la cintura —y con su dicho de “yo vengo a hacer amigos”— han traicionado. Incluso a algunos de los que ahora se ven limitados para hacer su trabajo por la serie de restricciones que enfrentan, incluso para acceder a las sesiones y poder informar a la población. Porque hasta en eso se sienten suficientes… como si un comunicado, seis horas después de una sesión, fuera lo máximo. Aunque, bien visto, sus “amigos” están de su lado y a su servicio, como debe ser… según ellos.

Pero si alguien es observador, puede notar que esos personajes ni se preocupan. Dentro de sus aires de grandeza y del poder que hoy tienen en las manos, creen que todo lo hacen bien, que todo está de maravilla. Pero si se observa con atención su labor, y se leen las actividades que realizan en la aún llamada “Casa del Pueblo”, no se encontrará diferencia alguna con lo que hacían sus antecesores. Son los mismos temas, e incluso parecen copias. En realidad, no aportan nada nuevo a la ciudadanía.

Además, se creen tan superiores que se atreven a criticar a sus adversarios dentro del propio Congreso. Y, a decir verdad —y sin estar a favor de nadie, sino de la realidad de la labor legislativa— un solo diputado de oposición les ha dado, y les dará hasta que termine esta legislatura (¡ojalá fuera pronto!, dicen muchas voces), un ejemplo de lo que debe ser un verdadero representante popular. Y quien no se dé cuenta de a quién me refiero, está borracho de poder.

Aun así, todo indica que nada cambiará, al menos hasta que termine esta legislatura, en la que ha quedado más que demostrado que la ignorancia y la incapacidad dominan el discurso del “yo vine a hacer amigos”. Esa será la tónica que prevalecerá este año y hasta septiembre del próximo, cuando finalice la actual legislatura local.

Ojalá esto sirva de experiencia para que, al menos una persona, se dé cuenta de que si alguna vez se pensó que ya se había tocado fondo en cuanto a abusos y excesos en el poder público —no solo en el Legislativo—, aún hay más abajo. Y como ya se dice en voz baja, y casi a gritos, esas acciones no les permitirán permanecer mucho tiempo en esos cargos. Por eso, la mejor recomendación es: que lo disfruten, porque ya llegará su tiempo, como ya les llegó a otros. Y que su soberbia no les impida ver que sus errores pronto los regresarán a su lugar. Y no es por nada, pero en algunos casos, será sin amigos… y con cuentas por rendir. Todo, con más pena que gloria.

Esa es su realidad. Solo es cuestión de tiempo.