Inundaciones en la capital hidalguense: aún no hay soluciones claras
- Eder Angeles Hernández
- 8 oct
- 2 Min. de lectura
La semana pasada, Pachuca parecía otra Venecia. Con calles bloqueadas, autos varados y personas con el agua hasta la cintura era el panorama después de una fuerte lluvia. La lluvia fue intensa, sí, pero el verdadero problema viene de años de proyectos a medio hacer y planeación que nunca termina de realizarse.
Ahora mismo, la capital está llena de obras: tuberías nuevas en avenidas, mejoras de drenaje cerca de centros comerciales y programas en zonas vulnerables. Todo esto suena prometedor, pero mientras, la ciudad parece un paciente en el quirófano: hoyos por todas partes, cañerías expuestas y sistemas de drenaje antiguos que apenas aguantan.
El riesgo es claro: si las conexiones se hacen mal, si los sistemas modernos desembocan en redes viejas o si el mantenimiento es nulo, lo que debería ser una ayuda se transforma en un caos que explota con la primera lluvia.
¿Quiénes son los más afectados? Los de siempre: los barrios humildes que viven rodeados de lagunas constantes, los conductores que pagan impuestos, pero transitan por calles convertidas en ríos, y los peatones que ven la “capital de la Bella Airosa” transformada en la “Venecia temporal”.Mientras tanto, las autoridades presumen cifras, presupuestos e imágenes de proyectos. Pero a la gente no le importa el costo de la tubería nueva si su casa se inunda tras una fuerte lluvia.Las inundaciones no solo mojan las calles, sino permea en la confianza. Las obras pluviales son clave, pero requieren una visión integral: organización urbana, estudios de flujos y, sobre todo, de mantenimiento y prevención. Pues de que sirve un drenaje nuevo si el anterior está lleno de basura o si el río que recibe el agua está a punto de desbordarse.
La lluvia es inevitable; el desorden no. Pachuca no se inunda por capricho de Tláloc, sino porque la ciudad está mal diseñada. La ciudad necesita soluciones que duren más que un gobierno y que piensen en la próxima lluvia, no en la próxima foto.
En fin, la pregunta es sencilla: ¿queremos soluciones que nos protejan de la lluvia o más excusas que se lleva el agua?

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